Nunca te di permiso para entrar en mi vida. Llegaste sin avisar, sin preguntar si podías, o si era el momento.Ni siquiera llamaste antes, aunque solo fuera por cortesía, por cuidar la educación... Arrasaste mi vida como un huracán, te clavaste en el epicentro de mis terremotos, ahuyentaste a mis fantasmas, y lo reconstruiste todo tú solito. Sin permiso, sin preguntar, sin dar una explicación.
No sabías quién era, pero sabías que lo necesitaba.
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