viernes, 15 de agosto de 2014

11 de septiembre. 2008

¿Hasta dónde somos capaces de llegar? ¿Qué es lo máximo que podemos hacer para conservar lo que más queremos? ¿Podemos superar nuestros propios límites, dejar atrás los prejuicios, y olvidarnos del orgullo? Debería ser fácil, debería compensar, deberíamos ser lo suficientemente fuertes como para sacrificarlo todo por una persona, y no esperar a que se haga realidad la famosa frase que dice que nunca nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. ¿Vale la pena llegar a ese extremo? ¿Vale la pena derramar lágrimas, hacer que otros las derramen, solo por no poder dar nuestro brazo a torcer? Si realmente hay algo en el mundo que hace que nuestra vida brille... ¿Por qué dejarlo escapar?

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