El mayor problema de esta historia es lo lejos que está. No físicamente, ¿sabes? Sino lo lejos que le siento. Lo que duele cuando se pasa días, semanas, totalmente desaparecido. Y después vuelve con un lo siento y esas palabras que me dejan si aliento, y me deja días soñando. Para volver a irse. Una y otra vez. Y no hay forma de evitarlo. Sé que si le tuviera delante, una mirada derrumbaría sus defensas. Pero ahí entra lo lejos que está físicamente. Y es imposible. No puedo.
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