viernes, 15 de agosto de 2014

20 de septiembre. 2009

Suena el teléfono. La vibración del móvil no la sobresalta, pero sí el número que aparece en la pantalla. Una llamada que lleva esperando todo el día, puede que más. Y llega cuando menos le apetece hablar.
"-¿Qué?". La respuesta cortante de siempre. Y al otro lado la voz que, como siempre, poco a poco la desarma, templa la frialdad, da calor a un corazón cada día más frágil. Y ahora desearía que esa llamada que prefería que no llegara, no acabe nunca. No tener que decir adiós. Pero él quiere. Él es así. Más frío, más, mucho más independiente. Y ella piensa al colgar, tras su "Te quiero. Mucho, mucho, mucho...", que algún día recordará lo que es echar de menos de verdad.

Quiere que la eche de menos, que la mime. Que la sorprenda, que se salga por la tangente. Que la ilusione. Que nunca se aleje. Que no se acabe. Que no la deje.

No hay comentarios:

Publicar un comentario